Comentario mensual
Madrid, 16 de mayo 2023
Estimado inversor,
Los mercados de valores continúan bajo la influencia de lo acontecido en el sector bancario, el cual es un eje fundamental en la financiación de empresas, familias y Estados.
En Estados Unidos, la relajación de la normativa de control de las entidades regionales en la era Trump ha provocado, con el repunte de los tipos de interés y su impacto en las carteras, la crisis de diversos bancos, aparentemente atajada por las autoridades monetarias con la colaboración de grandes bancos como JP Morgan. Se han rescatado tres bancos desde la caída del Silicon Valley Bank.
En Europa, tras la adquisición de Credit Suisse por UBS, y las muestras de confianza trasladadas por los reguladores, las aguas parecen haber vuelto a su cauce. La existencia de colchones financieros impuestos a estas entidades con la normativa bancaria de Basilea III traslada a los depositantes e inversores un plus de credibilidad sobre la solvencia de los bancos europeos, como pudimos observar con impacto de los rumores sobre la situación financiera de Deutsche Bank.
En lo relativo a tipos de interés, la Reserva Federal americana ha decidido, de momento, relajar la presión y, a pesar de que los datos de empleo siguen muy fuertes, parece que los niveles de precios empiezan a descender. Ha sido necesario subir a el rango del 5%-5,25% desde principios del año pasado. Y parece que ahí se van a quedar, equiparándose con los niveles de inflación.
En Europa, el mensaje del BCE reafirma su confianza en lo acertado de su continuada (y no acotada) subida de tipos (la última revisión los subió al 3,75%) ya que el origen de la inflación europea no tiene las mismas causas que la norteamericana. La inflación se va conteniendo, pero no al ritmo deseado.
Los resultados empresariales que han ido publicándose, junto con las guías de previsiones futuras, no muestran debilidad y ponen de manifiesto un crecimiento sostenido. Esto ha contribuido a que algunos sectores como el tecnológico hayan experimentado una fuerte recuperación de sus cotizaciones desde el comienzo del año.
Incluso los del polémico sector bancario están siendo, en general, muy positivos. La subida de tipos ha beneficiado en el principal capítulo de sus cuentas de resultados, el margen financiero a los bancos. Aunque el crédito se empieza a contraer, el diferencial entre los tipos aplicados a los préstamos y la remuneración a los depositantes está aportando notables beneficios a estas entidades. La cara B de la escasa remuneración al pasivo está siendo la salida de depósitos con destino a fondos de inversión o a cancelación de préstamos e hipotecas.
A pesar de lo mencionado sobre los resultados, elemento condicionante de la evolución de la cotización de las compañías, los mercados no han abundado en una mayor subida de los índices y parece que pesa un cierto recelo al impacto de los tipos de interés en el crecimiento económico, tras la disminución del ahorro por el aumento del consumo en los últimos meses, conforme los ciudadanos se han ido olvidando de la pandemia, que había condicionado sus hábitos de gasto durante casi dos años.
Todo ello nos lleva a continuar con cautela sobre los mercados de renta variable ya que tuvieron una notable recuperación y, en el caso europeo, algunos han alcanzado máximos. Los índices necesitan confirmar el éxito de las medidas macroeconómicas, sin olvidarnos de la solución al conflicto bélico de Ucrania, para continuar su escalada alcista.
Continuamos con nuestra apuesta por la renta fija ya que, tanto en los plazos cortos, como en los largos, en la deuda soberana y en la corporativa, se está dando desde el pasado año una oportunidad de inversión no vista (salvo episodios esporádicos) en una década.
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